A tu madre no la engañas


Federico vivía en un departamento con su amiga Sofía. Ante los ojos de la familia de Federico, Sofía y él solo compartían el departamento, nadie podía comprobar otra cosa.

Un día, Federico invita a su madre a cenar a su departamento de soltero. Durante la cena la madre no pudo quitar su atención en lo hermosa que era Sofía, la compañera de apartamento de su hijo.

Durante mucho tiempo ella había tenido sospechas de que su hijo tenía relación con Sofía y al verla, la sospecha no pudo sino acrecentarse. En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se preguntó si estarían acostándose. 

Leyendo a su madre el pensamiento Federico le dijo:
— Mamá, se lo que estás pensando, pero te aseguro que Sofía y yo solo somos compañeros de apartamento. 
Aproximadamente una semana después, Sofía le comentó a Federico que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharón grande de plata para servir las salsas. Federico contestó que, conociendo a su madre, dudaba que ella se lo hubiese llevado pero que le escribiría una nota y que la dejaría en un lugar visible en la casa de su madre... En la puerta del refrigerador.

Así que se sentó y escribió: 
Querida Mamá, no estoy diciendo que tu tomaste el cucharón de plata de servir salsas pero tampoco estoy diciendo que no lo hicieras, pero el hecho es que éste ha desaparecido desde que tu viniste a cenar a mi departamento. 
Con todo cariño Federico.

Unos días mas tarde, sobre su escritorio Federico encontró una nota de su madre que decía:
Querido hijo, no estoy diciendo que te acuestes con Sofía o que no te acuestes con ella, pero el hecho es que si Sofía se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharón de plata para servir salsas, que yo puse bajo sus sábanas. 
Con todo cariño, Tu Mamá. 

MORALEJA

¡A TU MAMÁ NO LA ENGAÑAS !
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