En Rumanía, Grigore Lup, un zapatero con casi cuatro décadas de oficio a sus espaldas, ha comenzado a diseñar unos zapatos que con las tallas en la mano equivaldrían a un número 75.
El secreto y lo llamativo de ellos está en que es en la punta del zapato donde se ganan casi 50 centímetros de distancia... todo con el fin de que sea mucho más difícil acercarse.
Los zapatos cuestan de media unos 100 euros y requieren para su fabricación de un metro cuadrado de cuero y dos días de dedicado trabajo. Sin duda, no creemos que sean el próximo éxito de las pasarelas, pero para este pequeño zapatero le está sirviendo, además de para concienciar, para tener algo de visibilidad.
"Me di cuenta al salir al comprar. La gente no cumple la distancia social", cuenta este zapatero a Reuters, que asegura que con dos personas calzando sus zapatos "habría una distancia de casi metro y medio entre ellas".
Sin duda, si vemos a alguien con este tipo de calzado por la calle, nos llamará la atención.
El secreto y lo llamativo de ellos está en que es en la punta del zapato donde se ganan casi 50 centímetros de distancia... todo con el fin de que sea mucho más difícil acercarse.
Los zapatos cuestan de media unos 100 euros y requieren para su fabricación de un metro cuadrado de cuero y dos días de dedicado trabajo. Sin duda, no creemos que sean el próximo éxito de las pasarelas, pero para este pequeño zapatero le está sirviendo, además de para concienciar, para tener algo de visibilidad.
"Me di cuenta al salir al comprar. La gente no cumple la distancia social", cuenta este zapatero a Reuters, que asegura que con dos personas calzando sus zapatos "habría una distancia de casi metro y medio entre ellas".
Sin duda, si vemos a alguien con este tipo de calzado por la calle, nos llamará la atención.